Los diseñadores de aeronaves siempre habían considerado que la combinación del motor refrigerado por líquido con un radiador adecuado era un problema difícil de superar. El divorcio no era posible: el motor tenía que tener su radiador, por lo que se dedicaron considerables esfuerzos a sacar el máximo partido de esta situación. De hecho, se desplegaron extraordinarios niveles de ingenio en el desarrollo de muchos esquemas diferentes para el radiador y los sistemas de refrigeración. Por ejemplo, en 1931, R. J. Mitchell, de Supermarine, utilizó los flotadores de su hidroavión de carreras S6B Schneider Trophy para crear una superficie de radiador adicional y aumentar la disipación térmica del avión.
El sobrecalentamiento había afectado al Napier Sabre desde el principio de su desarrollo. Los problemas de gripado del motor y los fallos provocados por problemas de lubricación habían provocado varios accidentes graves a los Typhoons, que sólo se curaron después de que se rediseñaran las válvulas de manguito y los accesorios del motor. En un esfuerzo por mantener bajas las temperaturas del motor, Napier puso en marcha un programa que incluía la instalación de carenados anulares en el morro de un solo Typhoon y, más tarde, de un par …