La Comisión Europea (CE) ha abierto una investigación sobre la compra por parte de Aeroflot de diez Boeing 777-300ER a un arrendador irlandés no revelado.
La venta de aviones a empresas con sede en Rusia está sujeta desde principios del año pasado a un estricto embargo de la UE, impuesto como parte de sus sanciones de mayor alcance contra Rusia. Sin embargo, Aeroflot confirmó el 30 de diciembre que había adquirido directamente los aviones, tras haberlos explotado previamente en régimen de arrendamiento, lo que supone una posible violación de estas restricciones. La aerolínea añadió que los diez aviones de fuselaje ancho han volado desde 2013/14 bajo un contrato de arrendamiento financiero, en virtud del cual recibiría la propiedad una vez pagado el saldo, pero, según el semanario irlandés The Business Post, el anuncio ha llevado a la CE a escribir al Gobierno irlandés en busca de más detalles sobre la transacción.
Como se informó en la edición de febrero de 2023 de Airliner World, las sanciones sin precedentes impuestas por la comunidad internacional prohíben a las compañías trabajar con aerolíneas rusas, muchas de las cuales operan con aviones construidos en Occidente, y han obligado a los arrendadores a cancelar contratos. Para proteger los servicios aéreos esenciales, Moscú volvió a registrar unas 1.300 aeronaves con base local e impidió la salida de muchas de ellas, dejando varados en Rusia lo que Reuters citó como "casi 10.000 millones de dólares en aeronaves". Sin embargo, muchos países han seguido denegando la entrada a las aeronaves con doble matrícula (es decir, que todavía figuran en un registro extranjero), lo que ha llevado al Ministerio de Transporte a tomar una serie de medidas, entre ellas intentar comprarlas a los arrendadores y escribir a sus homólogos internacionales, como las Bermudas, donde estaban matriculadas muchas de estas aeronaves, para solicitar la transferencia de propiedad.
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