La necesidad de reducir las emisiones de dióxido de carbono ha llevado a probar los biocombustibles para la aviación militar, pero los objetivos han tardado en alcanzarse.
El cambio climático ha llegado al ejército. El impulso internacional para reducir la huella de carbono en el mundo ha supuesto inevitablemente que las fuerzas aéreas tengan que explorar formas de reducir su dependencia del combustible líquido de aviación, que se deriva de los recursos de los combustibles fósiles.
Parece difícil de creer que los aviones militares vuelen con una mezcla de biocombustible derivada de plantas, semillas y fuentes no basadas en el carbono. Pero el biocombustible es una alternativa probada a la gasolina, el combustible fósil y el gasóleo y, como tal, puede utilizarse como parte de una mezcla de combustible para alimentar los motores de las aeronaves, reduciendo así las emisiones de dióxido de carbono (CO2). En 2010, las Fuerzas Aéreas de EE.UU. utilizaban alrededor de 2.400 millones de galones de combustible regular para aviones al año, por lo que la conversión a una mezcla de biocombustibles reduciría significativamente sus emisiones de CO2.Los combustibles sostenibles para la aviación (SAF),…