El 8 de febrero de 1956, la RAF perdió seis Hunter F.1 y uno de los pilotos murió trágicamente. Los aviones estaban realizando un ejercicio de caza desde la RAF West Raynham, pero el tiempo se había deteriorado y no pudieron aterrizar allí, por lo que se desviaron a la cercana Marham, que ahora también sufría mala visibilidad. Al quedarse sin combustible, sólo dos aviones pudieron aterrizar con éxito, y los seis restantes acabaron estrellándose.
Comprender y respetar las condiciones meteorológicas ha sido un elemento clave desde los albores de la aviación y sigue aplicándose incluso a los aviones a reacción modernos.
La previsión meteorológica para el ejército evolucionó inicialmente durante la Primera Guerra Mundial, cuando su importancia se hizo evidente debido a la operación de aviones, globos, dirigibles, así como para ayudar a los cálculos de trayectoria de los proyectiles de artillería. A ello se unió la necesidad de conocer el viento dominante durante los ataques con gas o en las cortinas de humo. Para los aviadores del incipiente Royal Flying Corps, conocer la posibilidad de vientos fuertes, nubes bajas, bruma, niebla y los peligros asociados a las tormentas eléctricas era esencial, ya que sus aviones eran excepciona…