Con la órbita terrestre como posible espacio de batalla del futuro y la proliferación de constelaciones de satélites que presentan más objetivos potenciales que nunca, ¿qué capacidades podrían aportar los países que navegan por el espacio en caso de conflicto y qué métodos podrían adoptarse para evitar una guerra de disparos en el vacío? Robert Coppinger explora las cuestiones
Desde los rumoreados láseres rusos de 100kW basados en el espacio hasta las naves espaciales de servicio de doble uso que pueden retirar la órbita de un satélite, las tecnologías para inutilizar los activos del adversario que giran alrededor de la Tierra siguen avanzando y ofrecen un método nuevo, pero potencialmente arriesgado, para influir en el espacio de batalla.
Desde la órbita terrestre a baja altura, de unos pocos cientos de millas, hasta las alturas de una trayectoria geoestacionaria a decenas de miles de millas de altura, las naves espaciales que habitan este ámbito -desde las telecomunicaciones hasta los sistemas de posicionamiento global de observación y navegación- desempeñan un papel clave en la guerra terrestre y aérea.
El temor a la batalla orbital existe desde el inicio de la era espacial y el lanzamiento del sat…