Hace casi dos décadas, Bombardier se encontraba en una encrucijada. La empresa había alcanzado el éxito en el mercado regional, pero había llegado el momento de ampliar horizontes. Dewar, que fue una de las primeras personas asignadas al proyecto, recuerda: "Bombardier era una empresa muy emprendedora. Lo natural era crecer en el mercado de mayor tamaño, que veían como el de 100 a 150 plazas, abandonado por otros OEM".
"Fue un movimiento muy estratégico, porque Boeing y Airbus se centraban en los pasillos individuales de mayor tamaño, y nosotros vimos una oportunidad, basada en el conjunto de competencias de Bombardier".
Este cambio estratégico no estuvo exento de riesgos. Dewar reconoce la magnitud de la decisión: "Fue una decisión del tipo apostar por la empresa. Era ralentizar el ritmo o invertir fuertemente, y realmente creíamos en este mercado".
"Bombardier ya lo había hecho en otras ocasiones. Por ejemplo, crearon el mercado regional con el lanzamiento del CRJ 200, así que estaba en su ADN".
Para superar con éxito esta transición, Bombardier recurrió a las propias aerolíneas. La participación de compañías como Lufthansa, Swiss, Qantas, Air Canada, United Airlines, Delta Air Lines y Air France fue fundamental. Dewar subr…
